Modric logró en un poco más de media hora que
ya nadie se acuerde de lo que Florentino pagó por él al Tottenham. Tras la
remontada y pase a cuartos, esos cuartos ya están más que amortizados, que
diría el presidente madridista.
Su primera aportación sucedió a dos minutos
de su entrada. Modric colgó un córner clavado al que valió el triunfo en el
Clásico. Varare remató y la mano de Rafael evitó el gol de Higuaín.
El asedio continuaba. En el 62’, Özil le
buscó en corto en otro saque de esquina y Modric amago para apurar por línea de
fondo y poner un centro chut que no encontró rematador. Luka estaba no FIRE.
Sentó a Carrick tras una bicicleta y a Cléber ley después de un control
orientado de espaldas.
Su participación en los dos goles fue clave.
El Madrid acomodó su fútbol al toque, el mejor escenario para que Modric saque
a relucir su talento. El 19 bajaba a recibir de los centrales para iniciar la
jugada. Avanzaba hacia adelante para situarse a 10 metros del área y acelerar o
ralentizar el juego, a la espera de la ocasión.
No pudo elegir mejor. En su gol, vio el hueco
tras irse de Carrick y marcó el primero. En el de cristiano, filtró el balón a
Higuaín dentro del área antes de su pared con Özil. Celebró con la misma
efusividad los dos tantos blancos.
Con el 1-2, el Madrid
perdió más balones, para su desesperación. Modric se desgañitaba pidiendo la
pelota cuando se encontraba sin marca. También mostraba su enfado cuando sus
compañeros, en especial Diego López, la rifaba arriba. Tras otra jugada de
toques, se fue de Giggs y disparó, pero esta vez sin peligro.
Luka buscaba los espacios. Tocaba y se movía.
Así llegó su asistencia a Kaká, jugada que acabó en el palo de De Gea. Cedió a
Coentrao y automáticamente corrió a la banda, donde no había rivales. El
lateral se la devolvió y Luka, libre de marca, avanzó para ceder a Kaká.
En total realizó cinco regates —Ferdinand
todavía le está buscando— demostrando que no sólo es un jugador asociativo,
sino también vertical. Recuperó tres balones —uno incluso por alto— y cometió
una falta. Modric se reivindicó cuando más difícil era. Sin él, el Madrid
estaba fuera. Con él, la Décima es real.
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